CONTRAPORTADA DE LOS CUENTOS DE VILLANOS
SER Y ESENCIA DEL VILLANO
Los Cuentos de Villanos de Pedro Fuentes son, sin dejar de pertenecer a este género literario por su estructura, mucho mas que “cuentos”, diría que mas bien son un recuento de entidades; son una subterránea historia –una suerte de microhistoria, utilizando el término de Luis Gonzáles y Gonzáles- de la esencia comunitaria de los pequeños poblados y villas del sur de Chile. Uno tras otro, desgranándose de la memoria, los cuentos se entretejen y con ellos se urde la novela, el romance de la Villa. Pedro Fuentes reivindica la naturaleza franca y fresca del villano, del habitante del barrio o del villorrio marginal, del que a pesar del menosprecio y del trato despectivo por parte del habitante de la ciudad o del “pueblo de arriba”, tiene en gran orgullo su villanía y se resiste al trato ignominioso de las buenas conciencias explotadoras y a las dádivas etiquetadas de “becas para los niños pobres”. Los personajes de Cuentos de Villanos son como vasos comunicantes, que se ramifican y afloran de relato en relato; todos ellos están allí, en las villas, con una presencia latente, aunque no sean mencionados por el autor, viviendo sus vidas y sus fantasías; ellos se conocen entre sí, saben sus historias y se las platican unos a otros; nosotros, lectores –visitantes de este mundo real- maravilloso, aprendemos a conocerlos, a reconocerlos y a quererlos y de esta manera nos metemos en la vida de la villa, nos volvemos un poco villanos. Cuando leemos en uno de los cuentos que “… el mundo de la usura es la peste de un pueblo y pobre del país que cae en sus garras…”, pensamos que aquí en México, hoy en día, cualquier semejanza con la realidad no es mera coincidencia. Por ello, los Cuentos de Villanos adquieren un profundo sentido universal, el cual se refuerza con el enfoque esencialmente humanista que se desprende del corolario de los cuentos: la esperanza y confianza en la especie humana, simbolizadas en una cita, pactada por un grupo de nueve niños villanos, cansados y hambrientos, veinticinco años atrás, en la cual se cumplen la opípara cena imaginada y varios de los destinos, forjados por cada uno de los personajes y sus circunstancias.
Pablo Chico
Mérida, Yucatán, enero de 1998s
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Pedro Fuentes Autor
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