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pedrofuentesriquelme

Cuento: Sabiduría infantil


OTROS CUENTOS: SABIDURÍA INFATIL




Para: Xaviera con jota



Tong estaba triste porque en la semana vendría a visitarlo su nieto preferido y aún no había resuelto su problema energético.



Hacía justamente quince lunas que se había declarado inaugurada la Edad del Hierro; él era un hábil artesano y quería aprovechar ese metal para una de sus obras ¿pero como trabajarlo? ¿Cómo hacerlo adquirir las formas ideales que soñaba?



Cuando llego su nieto lo vio triste y cabizbajo, sentado al borde de un barranco viendo pasar las manadas de caballos y tras ellos los lobos pretendiendo cazar alguno.



Ting, que ya sabía las tristezas de su abuelo, trató de consolarlo:



-Puedes- le dijo con su mejor voluntad –pedir un equipo de acetileno a Steel Corporation. Les pagaras con pieles de mamuts o con nuestro Plesosaurio, abuelo-.



-¡Oh!, ¡hijo!- le contestó Tong -¿acaso has olvidado que esos costosos equipos, de aquí a treinta mil años, recién estarán apareciendo?



-Es verdad, abuelo- contestó Ting –pero entre tanto puedes ocupar a Tung, nuestro dragón.



Y Tung desde entonces permaneció en el taller de Tong haciendo de fragua, y transformando el nuevo metal.



Y así fue como progresó la Edad del Hierro, aunque ése, como muchos otros secretos se han perdido en las nieblas de la historia.



Yucatán, Mérida, México MCMXCVII

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