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Cuento: Una alegre casa de campo


OTROS CUENTOS: UNA ALEGRE CASA DE CAMPO




Para: Franci de Francisca



Hoy estuve en una alegre casa de campo, en Xicontepec; le rodean sus colinas erosionadas y grandes rocas desnudas con perfiles extraños. Este lugar está a tiro de piedra, cerca de Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera.



Como muchos otros fraccionamientos habitacionales parecidos de este país, se desarrolló sobre terrenos agrícolas, otrora productivos.



Esta tierra negri-arcillosa producía arroz en abundancia e incansablemente. Los diminutos estanques con sus bordos simétricos eran plantados hasta reventar bajo el sol los pequeños gránulos blancos, alargados.



Ahora ese minivalle es una hermosa villa con casas de tejas rojas donde el arroz que se consume proviene de un país lejano; un país donde sus habitantes viven en las colinas que han llenado de árboles, flores y conservan para el cultivo las tierras bajas, fértiles, año tras año, porque así ha sido, desde hace tres mil años, antes de Cristo.

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