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pedrofuentesriquelme

Poesía: La ciudad de los perros


POESÍAS DE LA HOJA VERDE: LA CIUDAD DE LOS PERROS


Bajo la puerta una mano misteriosa
había lanzado la cuenta del gas
… y un recargo extra por uso mínimo.
En el autobús no había cambio
y el chofer se quedó con el vuelto
… y me recompensó con una risa rechinante
bajo los bigotes negros.
Al desayuno el mozo se quejó de la propina
… y pedí tímidamente disculpas.
El taxímetro del carro de alquiler estaba arreglado
y pagué el equivalente de mi gratificación anual.
Volví a pensar que no era exageración
el kilopanadero de ochocientos veintiún gramos
ni el insanforizado metro de tela
del hombre de la tienda.
En la oficina la Transnacional
había rebajado mi sueldo
por alzas imprevistas del petróleo
los huevos
la harina
los cosméticos
la cebolla
el alquiler
la carne
la cacha de la espada
el hueso del perro
los dientes del dragón
la cantimplora seca en el Vizcaíno
la computadora
la carrera espacial
el tinglado
los derechos humanos
el Klu-Klux-Klan
el bracerismo impío
etc.
y decididamente
me eché mi saco al hombro
me lancé a la calle
y mandé todo a la reverenda mierda.


...

En la calle miré por primera vez
en muchos años
los árboles asfixiados
negros de hollín
tiznados
como caras tristes de viejos ferroviarios.
Escuché el chirriar de frenos
de escapes
los gritos, las bocinas
el balazo histérico de un conductor a otro
y pensé
“en la lágrima pequeña
acusadora
del conejillo de indias”
Pensé en la probeta enlutada
en la basura insensible de los días
pensé en el hombrecito de la probeta de marfil
y corregí el calendario
del Mesozoico al Paleolítico
y renové por tercera vez
mi fe en el mundo.

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