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Presentación de Cuentos


PRESENTACIÓN DE CUENTOS




Ese año el país se llenó de viajeros que lo recorrían de alto bajo. Unos huían y otros perseguían. Cundió la voz de alarma y las familias aprendieron el difícil rito de reconocer y aceptar el terror. Fue el tiempo del desprecio, una vez más, pero también de la resistencia; la historia fue llenándose lentamente de nuevos héroes y los niños y los jóvenes descubrieron que a la edad madura se entra, como un río en el mar, por la ruta del peligro y el camino solidario.

Daniel Riquelme vivió ese año y sobrevivió limpiamente para aparecer con la saga viva y heroica del pueblo avasallado, herido, resistente y, al fin, victorioso, contarla en un lenguaje de la más pura tradición oral chilena. En su narrativa renace el arte de Jack London: la palabra directa, el nombre preciso, la acción sostenida, reverberando en el dinamismo combativo de todo un país que cae, se levanta y se defiende.

Aquí están las montañas, las islas, los estrechos, las llanuras nevadas de Chile, su mar misterioso y pujante, su aire límpido y lejano, las embarcaciones de la muerte y, también, la clásica barca de la vida.

No conozco otro documento literario que haya salido de la década del 70 con un testimonio tan vibrante y poderoso, tan dramático, dentro de los estrictos marcos del cuento corlo, como esta Canción de septiembre de Daniel Riquelme. Trasciende el tiempo de la ficción. Como Cerco de púas, de Aníbal Quijada, entra a la literatura clásica de Chile para convertirse en épica lección, leyenda heroica, que enseñará a futuras generaciones dónde y de qué modo se quemó el país como un águila cordillerana para renacer con vuelo lento y duro, primero, y remontarse después a la altura de las verdaderas epopeyas populares.

Como Jack London, este chileno, de quien apenas si sé que voló un día de su Patria perseguido por las jaurías de la canción y la tortura y encontró solidario asilo en México, le da a sus cuentos una vigorosa corriente de humanismo revolucionario. Su mundo es el de los trabajadores del campo y la ciudad por toda la larga extensión de Chile, su compromiso el de un instintivo sentido de la dignidad y la justicia.

Cuentos como 'Al final del invierno", "Talla venados", "Can¬ción de septiembre", "El prisionero" y "La risa" se incorporan a la más recia tradición latinoamericana del relato corto.

Daniel Riquelme llega con éste, su primer libro -hecho de estoicismo en la persecución, de poesía en el combate- a la primera plana de los escritores jóvenes chilenos.

Otro milagro, pues, de la dialéctica implícita en la tragedia del 11 de septiembre de 1973: quienes le dieron un sablazo a nuestra cultura clavaron en la corteza, no tocaron la savia, abrieron una herida por donde emerge lozano y airoso un brote lleno de tiempo nuevo, en busca de otro septiembre que regalará a Chile la antigua primavera postergada.

Fernando Alegría

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