MAS RECIENTE

pedrofuentesriquelme

Cuento: El big bang


OTROS CUENTOS: EL BIG BANG




Para Fer de Fernanda



Hace mucho, mucho tiempo, las casas se construían entre jardines y flores.



Algunos propietarios afortunados, que poseían un patio, plantaban árboles frutales y hasta cultivaban sus propias verduras.



Otras gentes, que habían venido de la zona rural y sentían la necesidad imperiosa de ver desarrollarse los cultivos por los cuidados de sus propias manos, habían habilitado las terrazas de sus casas y allí florecían lechugas, zanahorias, y todo tipo de verduras.



En las regiones frías, al salir del invierno, las casas parecían regresar de un largo viaje y era una alegría reemplazar la pintura, llenarse los ojos con los colores nuevos y las manos diestras con el barniz de las brochas. Como esos viejos barcos descascarados por el mar que surgían entre las últimas nieblas, humedecidas, crujientes, mientras las paletas repletas de pintura marcaban en microsurcos la llegada de la primavera. Y todo esto se hacía alegremente, cantando.



Hoy estuve muy al norte, en un país donde la Ley dice que las casas deben estar bajo tierra, fuera del alcance de la radiación. Los jardines están prohibidos, dice la Ley, puesto que es muy fácil que el enemigo los detecte con infrarrojo desde un satélite espía. Y bajo el jardín o a su alrededor hay casas, pensarán ellos, y luego de pensarlo llegarán las bombas, y con ellas, la muerte. Y así, en este país, se vive bajo tierra, se trabaja bajo tierra y poco a poco se está olvidando que hace poco, no mucho tiempo, había jardines y flores y que la mayor alegría era lanzarse a caminar en una tarde de cualquier estación y gritar por cualquier camino donde estallara el sol.

« ANTERIOR
SIGUIENTE »

No hay comentarios

Publicar un comentario